La polémica con el diésel y la gasolina en las últimas semanas está siendo uno de los temas que más preocupan a los españoles. Y realmente, es normal que exista esa preocupación, porque no saber cuándo tendrás que dejar de conducir por tener un coche diésel que supere los 10 años (del 2007 en adelante), preocupa a cualquiera.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, confirmó hace una semana que se está estudiando la equiparación de los impuestos sobre el diésel y la gasolina dentro de la nueva fiscalidad verde, pero aún así se anunció que será progresiva y que excluirá el combustible usado por los profesionales del transporte.

El objetivo es que los impuestos verdes desincentiven el uso de las energías contaminantes, como puede ser el diésel. Ese es el principal enemigo a nivel contaminante para los gobiernos europeos: “disuadir la utilización del diésel”.

La Unión Europea pide eliminar las prácticas que puedan ser contaminantes con el medioambiente o nocivas para la salud, como los carburantes. De hecho ha valorado las decisiones de algunos ayuntamientos, como el de Madrid, de restringir el tráfico de vehículos.

Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en 1980 se decía que quedaban unos 30 años de petróleo, y ahora en 2018 se prevé que queden más de 50 años de dicho combustible fósil. Otros expertos sitúan al gas natural como otro combustible que pueda suplir al diésel o la gasolina. Este combustible es menos contaminante que otros de origen fósil por pueden ser el petróleo o el carbón.

La prohibición se prevé en España para 2025

Según las previsiones que hacen consultorías como Oliver Wyman, el uso de automóviles con motor diésel quedará prohibido en España en 2025. Para ellos la transición a los vehículos eléctricos es "inevitable" y "lo mejor" que le puede ocurrir a la industria es que los gobiernos establezcan calendarios con fechas límites que permitan a las compañías planificar y adaptarse a esta nueva realidad.

Ya se han dado numerosos ejemplos de gobiernos y ciudades que están planificando una conversión "fluida". Por ejemplo, los jueces del Tribunal Superior de Alemania dictaminaron recientemente que las ciudades alemanas pueden prohibir legalmente los automóviles y camionetas con motor diésel. Por su parte, Francia, Reino Unido, India, Noruega o Países Bajos prohibirán la venta de automóviles impulsados por combustión, alguno de ellos a partir de 2025.

 

Camino a la descarbonización a corto-medio plazo

Numerosos partidos de izquierdas plantean en Europa la descarbonización, y se empieza a poner una posible fecha para que llegue el final de las centrales térmicas de carbón. Concretamente, antes del 31 de diciembre de 2025. Esto incluiría la explotación de las centrales hidroeléctricas, que pasaría a ser asumida por organismos públicos "como regla general" una vez caducada la concesión actual.

El futuro está en la llegada de los vehículos eléctricos que incluye una potenciación máxima de las energías renovables, prohibiendo la prospección y extracción de hidrocarburos "en todo el territorio estatal" y "en particular" la fractura hidráulica o 'fracking'. Se prevé una reducción del 35 % de emisiones de CO2 -respecto a 1990- para 2030 y de un 95 % para 2050 y la generación de un 80 % de electricidad vía renovables para 2030 y del 100 % para 2050.

Además se pretende establecer un objetivo mínimo de venta de turismos eléctricos del 3 % del parque automovilístico en 2020, que llegaría al 100 % en 2040, así como un reciclaje del 100 % para envases ligeros y plásticos antes de 2030.

De momento, nada está asegurado al 100%, pero hay que ir pensando en el futuro y los coches eléctricos.