Vladimir Hernández tenía claro su objetivo a la hora de poner en marcha su trilogía literaria de género negro ambientada en La Habana de la que ahora lanza el segundo tomo, 'Habana Skyline'. La meta era escribir una historia que gustase distintos tipos de lectores. Así lo ha explicado en una conversación en los micrófonos de la Cadena COPE, “siempre escribo una novela con dos lineas de lectura”, cuenta el autor, “ la lectura para aquel que le gusta la historia (…) que pierde el sueño con la anécdota, pero también me gusta que exista un transfondo para ese otro tipo de lector que busca una lectura más social”.

"Siempre nos acercamos al cambio pero nunca llegamos a ese límite”

El autor, habanero de nacimiento pero afincado en Barcelona desde hace dieciocho años, inició así una colección de novelas que “no son una crítica” a la sociedad cubana pero sí “fabulan con la realidad actual”. Sobre todo, dejan entrever el escepticismo de sus coterráneos respecto al aperturismo que anunciaba el restablecimiento de las relaciones internacionales del país con Estados Unidos en 2016. “Los cambios han sido minúsculos, siempre he dicho que hacemos al cambio de manera infinitesimal, siempre nos acercamos al cambio pero nunca llegamos a ese límite”, explica Vladimir Hernández. Pequeños pasos que impregnan los diálogos que recogen estas páginas y que protagonizan unos personajes que muestran el mundo cubano “desde un punto de vista institucional”.

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Empezando por la Policía Nacional Revolucionaria, institución de la que proceden el grueso de los personajes y, el más importante, Eduardo Serrat. Él es la base de esta trilogía, todo gira a su alrededor y, poco a poco, “empieza a decir es mi trilogía, por muchos protagonistas que haya, las historias están pensadas para mí”. En 'Habana Skyline' Serrat se embarca en la investigación de la trama Skyline, como se llama a un poderoso estupefaciente que amenaza con extenderse por la capital cubana. Como ya hizo en la primera entrega de la saga, 'Habana Réquiem', Serrat es un agente que “ha perdido la fe en las instituciones” cubanas, “él cree en su propia Ley” y así encauzará sus investigaciones, dejándose llevar por su peculiar forma en la que “ve la justicia”, apunta Vladimir Hernández.

Pero quien mejor proyecta el reflejo de la sociedad cubana en esta entrega es Pedro Juan Guzmán, “la columna vertebral de esta historia”, un empresario de la Corporación Alondra que simbolizará “el descenso a los infiernos de un hombre que se veía como vencedor”, explica el autor. De tenerlo todo pasará a ser el objetivo de un sicario, miembro de la Policía Nacional Revolucionaria, Compay.

"Escribo mis novelas con dos líneas de lectura, para el que busca la historia y para el que quiere una lectura más social"

Pero crear toda esta amalgama de personajes a los que se suman otros agentes, empresarios y civiles, no ha sido una complicación para Vladimir Hernández, ellos solo han supuesto “oficio y tiempo”. Lo que realmente requiere trabajo para el habanero es “concebir la historia, estructurarla y descubrir las cosas” de las que quiere hablar. Por eso ya está trabajando en la continuación a esta historia que, previsiblemente se publicará a comienzos de 2019, y que constituirá el final de su trilogía en la que “es probable que siga” el caso Skyline.

Primero nació 'Habana Réquiem', con su cubierta roja, ahora 'Habana Skyline' suma a la gama el azul, quizá esa tercera entrega sume el blanco para completar los colores de la bandera de Cuba.