Carmen Sigüenza

La mayor obra del estadounidense Wallece Stevens, uno de los poetas más importantes del siglo XX, ha quedado reunida por primera vez en castellano en un solo volumen y en una edición definitiva realizada por Pere Jaume, en la que también se recogen sus aforimos.

Publicado por Lumen, el libro reúne las traducciones del poeta y ensayista canario Andrés Sánchez Robayna, uno del primeros en verter al castellano en los 80, a Wallace Stevens( Reading, Pensilvania,1879- Hartford 1955), de Daniel Aguirre y del propio Andreu Jaume.

Para Robayna, Stevens es uno de los "más relevantes poetas y una de las figuras más representativas del modernismo. Si dejamos a T. S. Eliot y a Pound, Stevens es el poeta más valorado hoy en Estados Unidos, dice. Reinventa la modernidad y recupera la tradición del barroco inglés, de los metafísicos".

"Este es un libro que viene a cubrir un gran vacío. Es la primera vez que se edita en un solo volumen de una de las voces más significantes del XX y es muy importante también porque se publican su adagios, sus reflexiones sobre poesía", explica a Efe.

Stevens, Premio Pulitzer y National Book Award, tras estudiar derecho en Harvard comenzó a trabajar en la compañía de seguros Hartford Accidente and Indemnity Company, de la que llegó a ser vicepresidente.

"Soy abogado y vivo en Hartford. estos hechos no son divertidos ni reveladores", declaró Stevens cuando en cierta ocasión le pidieron datos de su persona.

Un genial poeta que se desdoblaba, que rehuyó de cualquier relación con el mundo cultural de su tiempo, y que por la mañana se dedicada a los negocios y por la noche se dedicaba a escribir poemas. "Le gustaba escribir poemas y cuidar de su jardín, era un especialista en rosas", señala Robayna.

La poesía de Stevens es de "tipo contemplativo y con una modulación metafísica, al tiempo que es un poeta muy reflexivo porque lee y canta a la realidad del mundo físico, de la naturaleza y de los seres humanos en una especie de gran fiesta de la existencia, algo que es muy norteamericano", sostiene Robayna.

Así, lo sublime, el silencio y el canto a la vida se pasean por estas páginas, sin olvidar el lado oscuro del poeta que escribe en un aforismo "La poesía no es un asunto personal".

"La belleza es fugaz en el espíritu: el perfil impreciso de una puerta; pero en la carne es inmortal./El cuerpo muere; la belleza del cuerpo permanece...", escribe Wallace Stevens.-