La exministra de Cultura y directora de cine Ángeles González Sinde opina que constituir una sociedad con la que facturar por los trabajos, como hizo el hasta ayer titular de Cultura, Màxim Huerta, es habitual en el sector cultural y que con su cese "la caza de brujas se ha reactivado".

La exministra publica una tribuna en El Periódico, titulada "No somos delincuentes", en la que asegura que Pedro Sánchez nombró a Huerta "lanzando un mensaje de confianza e interlocución" y con su cese y "falta de apoyo" transmite "que la caza de brujas se ha reactivado".

Huerta presentó ayer por la tarde su renuncia tras publicarse que había dejado de pagar al fisco 218.000 euros en los años 2006, 2007 y 2008 cuando trabajaba como presentador de televisión y que la Sala de lo Contencioso del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) había desestimado el año pasado los recursos interpuestos por él y le había obligado a pagar 366.000 euros, incluyendo multa e intereses.

Lo que le ha pasado a Huerta, afirma González Sinde, "le ha ocurrido a cientos, miles de personas en estos últimos años, especialmente gente de la cultura".

La lista de quienes han hecho lo mismo que Huerta, escribe González Sinde, "es tan larga como profundo el silencio que han guardado estas personas durante las dos legislaturas en las que el ministro Montoro estuvo a la cabeza de Hacienda y no había ministro de Cultura para defenderlos".

"La gente callaba por miedo, sí, sencillamente por temor a que las garras de Hacienda se hincaran todavía más en su carne. Yo misma tengo miedo mientras escribo estas líneas. ¿Y si por hablar mañana me toca a mí?", se pregunta.

González Sinde subraya que "constituir una sociedad con la que facturar por los trabajos fue la alternativa de muchos para tener un tratamiento fiscal más favorable y poder ahorrar en los tiempos de vacas gordas, para vivir en los de vacas flacas. Eso no es defraudar ni engañar. Es tributar en un régimen o en otro, pero tributar".

"Es terriblemente duro, es tristísimo comprobar una vez más que en España pertenecer al sector cultural se paga muy caro. Desde el primer día el cuestionamiento de Huerta superó al del resto de gabinete", argumenta la exministra.

En su opinión ha triunfado "lo que el PP se propuso desde el 'No a la guerra': propagar la idea entre la ciudadanía de que los artistas somos unos delincuentes que vivimos del cuento".

El caso de Huerta, añade, "demuestra la urgencia y la importancia" de tener el Estatuto del Artista, el que protegerá "a la gente de la cultura", ahora "debilitada moral y económicamente".