Demi Lovato fue encontrada inconsciente en su casa de Hollywood Hills el pasado 24 de julio. Tras una noche de fiesta, la cantante sufrió una sobredosis que la mantuvo en el hospital durante dos semanas. Su recuperación fue lenta y en ocasiones complicada, ya que sufrió fiebres altas, náuseas y vómitos.

Cuando se dio a conocer la noticia, las primeras hipótesis apuntaban a que la sobredosis de la artista había sido producida por heroína, pero no fue así. La droga que consumió la ex-chica Disney fue fentanilo, según ha desvelado el portal TMZ.

Esta sustancia se creó en la década de los 60 para paliar el dolor de los pacientes de cáncer, pero a partir de 2007 su uso pasó a ser recreativo. Este opiáceo es 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más que la morfina. Su potencia y sus efectos instantáneos es lo que crea adicción en quienes la consumen. Pueden hacerlo tomando pastillas, a través de parches o siendo inyectada.

Este fármaco fue el mismo que en 2016 acabó con la vida del cantante Prince. El interprete de 'Purple rain' se lo administró a si mismo, tras 154 horas sin dormir y trabajo continuo, causándole una sobredosis accidental con solo 57 años.

Actualmente, Demi Lovato se encuentra en una clínica de rehabilitación, a la cual se dirigió directamente tras ser dada de alta en el hospital. Antes de entrar publicó una carta en su cuenta de Instagram dirigiendose a sus seres querido y fans. En ella daba gracias a Dios y a los médicos que la atendieron y mantuvieron con vida, además comentaba que es consciente de sus problemas con las adicciones y tratará de solucionarlos tomándose el tiempo necesario para ello. La vida le ha dado una segunda oportunidad a la artista, quien según sus propias palabras seguirá luchando.