El director de cine, teatro y televisión Fernando Bernués procura trabajar con materiales que le "conmueven e inquietan". Su fascinación por la novela "El hijo del acordeonista", de Bernardo Atxaga, le ha llevado a filmarla para la gran pantalla tras haberla adaptado para el teatro hace siete años.

El realizador donostiarra se encuentra ahora en su ciudad después de un periodo de rodaje en Navarra para proseguir con este proyecto que cuenta con el visto bueno del autor de "Obabakoak", quien ha hecho sugerencias para incorporar a la película elementos que ni siquiera aparecen en su propio texto.

"Nos decía que son cosas que se acercan más a la novela y que él escribiría ahora", explica Bernués en una entrevista con EFE en el Palacio de Miramar, de espaldas a la playa de La Concha, donde esta noche rodarán algunas escenas de este filme que habla de la infancia, de la Guerra Civil, de la militancia de ETA, de la traición y, sobre todo, de la amistad de dos amigos que crecieron en el entorno rural del universo imaginado de Obaba.

Bernués aclara que la idea de hacer una película de "El hijo del acordeonista" es anterior a la versión teatral, pero que, cuando lo pensaron, los derechos estaban en manos de otra productora para un proyecto muy ambicioso que se acabó frustrando, por lo que él ha podido retomar su plan inicial.

Aitor Beltrán, Iñaki Rikarte, Cristian Merchán, Bingen Elortza, Joseba Apaolaza, Mireia Gabilondo, Frida Palsson, Miren Arrieta, Laia Bernués y Eneko Sagardoy (Goya al mejor actor revelación por "Handia") son algunos de los protagonistas de este trabajo, que se rodará en euskera y cuyo estreno comercial está previsto para enero de 2019.

Ulzama, Lesaka y Bera del Bisadoa, en Navarra, Opakua en Álava, y San Sebastián e Irun, en Gipuzkoa, son algunas de las localizaciones de este filme, que también se servirá de los exteriores de Euskadi para rodar las escenas que en el libro discurren en California.

"'El hijo del acordeonista' encierra mucho de lo que somos, de nuestra historia, pero también es una historia universal, de una peripecia vital donde la amistad es fundamental, de dos amigos -David y Joseba- que acaban militando en ETA aunque por razones muy distintas", señala el realizador.

Precisa, no obstante, que ETA es "el telón de fondo", pero que ni la novela ni su película "indagan mucho en ese territorio". "No es en la causalidad política donde más se detiene. Se habla casi más del desengaño de la lucha armada", apostilla.

Bernués, pese a sus incursiones audiovisuales, es principalmente un hombre de teatro, que se enfrenta a este trabajo con el vértigo "inherente" a su profesión.

"La creación siempre produce vértigo, crees lo que crees. Pero a la vez es un placer y un privilegio correr el riesgo de hacer una película de una novela tan emblemática", asegura.

Dice que cada lector de "El hijo del acordeonista" tiene "su propio imaginario de la historia" y que, si éste coincide con su interpretación del relato, para él "será una felicidad".

Esa experiencia, según comenta, la vivió el propio Atxaga durante el rodaje en Ulzama, donde transcurren algunos de los episodios del rancho de caballos californiano que aparece en el libro. Dijo al equipo que lo que él había trasladado a la novela lo estaba viendo en imágenes en ese instante de la filmación.

Esa ha sido, de momento, la única visita que han tenido del escritor, aunque sigue sus movimientos por el plan de rodaje y les envía mensajes de ánimo por el teléfono móvil según van cambiando de localización, señala Bernués.

El director afirma que su película sigue una línea narrativa "fiel" a la novela, con las tres épocas de las vidas de los protagonistas que se entrelazan, infancia, juventud y madurez, aunque advierte que, lógicamente, "no tendrá su dimensión".