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Azaña "resiste y vence" ochenta años después

San Lorenzo de El Escorial (Madrid), 19 jul (EFE).- Resistir es vencer, es la única política posible o la guerra está perdida; aprovechemos esta resistencia para concretar la paz, aseguraba Manuel Azaña en su discurso "Paz, piedad y perdón", del que se cumplen 80 años, en un intento de "delimitar y extinguir la guerra".,El sociólogo Jaime Ferri y los historiadores e investigadores Manuel Serrano y Jesús Cañete han explicado en el marco de los Cursos de Verano de El Escorial las claves de un disc

Agencia EFE

Tiempo de lectura: 2'Actualizado 11:57

Resistir es vencer, es la única política posible o la guerra está perdida; aprovechemos esta resistencia para concretar la paz, aseguraba Manuel Azaña en su discurso "Paz, piedad y perdón", del que se cumplen 80 años, en un intento de "delimitar y extinguir la guerra".

El sociólogo Jaime Ferri y los historiadores e investigadores Manuel Serrano y Jesús Cañete han explicado en el marco de los Cursos de Verano de El Escorial las claves de un discurso con el que Azaña pretendía "un intento de reconciliación en un momento clave en la Guerra Civil", según explicaba el propio político.

A juicio de Ferri, las palabras del presidente de la Segunda República (1880-1840) aluden también al tiempo presente, "que no es otro que un tiempo de recuperación de la memoria y del pasado, para de alguna forma hacer justicia".

Azaña dio su discurso en el ayuntamiento de Barcelona, ciudad a la que llegó acompañado por ciudadanos catalanes, tropas republicanas y el expresidente del Gobierno Juan Negrín.

A ambos, recuerda Ferri, les tacharon de "derrotistas" y de no creer en la República.

Serrano apunta que para Azaña esta "exhortación" a la paz, la piedad y el perdón no es "en ningún momento" un símbolo de rendición, "pues es consciente de que si no la terminan Franco será inmisericorde con los vencidos".

Para Cañete, a un político actual le es útil conocer este discurso, pronunciado por Azaña el 18 de julio de 1938, a los dos años justos del comienzo de la Guerra Civil: "busca la negociación, la defensa de la legalidad y la defensa de unos principios y que no defiende el conflicto como objetivo", subraya el experto.

Durante su discurso, Azaña hace referencia a Alemania, Italia y Portugal como colaboradores del que denominaba "ejército colonial" y a Francia e Inglaterra como culpables de lo sucedido en España "al no querer intervenir para no provocar un conflicto a mayor escala".

Aun así, Azaña advierte que lo que estaba sucediendo en España era "el primer trágico episodio de algo mayor en Europa".

"Es obligación de los españoles acabar con esta guerra, pero es obligación de las potencias extranjeras el extinguirla", subraya Azaña en su discurso.

Azaña pensaba que el bienestar de los españoles se podía forjar sobre la convivencia: Todo el mundo sabe que soy un hombre que nunca dice lo contrario a lo que siente, por muy impopular que sea (...) la guerra les va traer a los españoles cincuenta años de privaciones", vaticinaba.

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