El director de cine y dramaturgo barcelonés Alejo Levis estrena mañana "No quiero perderte nunca", un filme que explora el sentimiento de culpa ante una ausencia, con el que espera interesar al público, porque, ha señalado a Efe, "no hace falta haber perdido a alguien para tener tus fantasmas".

La película, que fue proyectada en el Festival de Cine Español de Málaga y en el D'A Film Festival de Barcelona, explora el sentimiento de la pérdida desde la relación de una hija con su madre, una temática que conecta con el lado emocional del público.

La protagonista, Paula, que no tiene una relación precisamente estrecha con su madre, se entera de que esta se ha escapado del geriátrico y la siente cercana en la casa en la que vive, lo que la lleva a una búsqueda sensorial de la figura materna en un espacio de recuerdos imprecisos.

"El 'feedback' del público es claro: los fantasmas se presentan de muchas maneras porque llevamos muchas memorias a cuestas. Una pérdida puede tener muchas lecturas, así como el recuerdo que se quiere mantener de algo o alguien", según subraya Levis.

A pesar de tratar un tema universal, la historia parte de una pérdida personal del director, que ahonda en la búsqueda de una madre ausente en una obra en la que quiere "sugerir una historia sin enseñar y averiguar de dónde viene ese deseo de encontrarse".

La historia está trabajada desde lo personal, "y en la experiencia, que no en la trama", hay mucho de biográfico, y gira también "en torno a las relaciones y los vínculos", ya que siempre hay un componente "maternal" presente, "incluso en la relación de pareja".

El proceso del rodaje y el trabajo con un equipo pequeño dan como resultado una producción "muy artesanal" que parte de un guión que nació "de forma íntima y natural".

De igual manera, el contacto con las actrices también resultó muy sencillo, pues eran amigas de Levis, y "partir de una relación previa hace que te puedas abrir mucho y ellas se sentían más liberadas".

Especialmente, la tarea de María Ribera, protagonista del filme, fue un ejercicio de total entrega, puesto que el director el pedía que interpretara a su personaje con distintas edades. "María estaba en la cuerda floja ante las peticiones, pero confió en mí en todo momento, por eso el resultado es natural", señala Alejo Levis.