Este pasado fin de semana hemos visto las calles céntricas de Madrid inundadas por miles de personas que clamaban contra la violencia que ha costado la vida, en lo que va de año, a 44 mujeres. Para el próximo domingo se prepara otra manifestación en Madrid para reclamar al Tribunal Constitucional que se pronuncie de una vez sobre recurso presentado por el Partido Popular hace más de cuatro años contra la llamada “Ley Aído”, que reconoce el aborto como un derecho. En apariencia, poco tienen que ver ambos fenómenos, pero existe una profunda relación de tipo cultural y sociológico: la incomprensión sobre el significado y valor de toda vida humana.Recuperar la conciencia sobre el valor de toda vida humana, en cualquier circunstancia, es el gran desafío cultural de este momento. Junto a ese reto cultural debe promoverse un mejor marco legal para afrontar la terrible lacra de la violencia contra las mujeres, verdadero signo de la crisis de civilización que atravesamos. Y también debe impulsarse, en España y en Europa, una legislación que proteja la vida del concebido y no nacido, porque una sociedad y un Estado que se precien, no pueden desamparar a sus miembros más débiles. Esfuerzo educativo, movilización social y cambio legislativo deben caminar juntos para edificar una auténtica cultura de la vida.