Este fin de semana UPyD, el partido de Rosa Díez, ha celebrado su segundo congreso. Ha conseguido un gran protagonismo porque la reunión ha coincidido con la ruptura del pacto con el que apoyaba al gobierno socialista de Asturias.UPyD ha querido reforzar su identidad en dos cuestiones fundamentales: la defensa de la unidad de España y la regeneración de la vida política. Se ha presentado como una formación de Gobierno y ha propuesto una serie de medidas para luchar contra la corrupción. Es sano que en España haya partidos con un proyecto nacional que equilibren el bipartidismo. Es necesario corregir la partitocracia que a veces domina la escena pública. Por eso hay un aspecto interesante en la formación de Rosa Diez.Es lógico que la defensa de la unidad de España genere en este momento muchas simpatías entre un amplio sector de la población española. Pero el partido de Rosa Diez es más que eso. Es una formación que hereda de la izquierda una mentalidad muy estatalista y que recibe mucha influencia del viejo laicismo. Hay que mirar a UPyD al completo.La regeneración que más necesitamos en este momento es la apertura de los partidos a la vida social. Y eso se logra con dificultad en formaciones que son demasiado personalistas y que nacen desde arriba hacia abajo, fichando cuadros.