Con ocasión del V Congreso Nacional de la Iglesia italiana, el Papa Francisco ha viajado hoy a Prato y Florencia. En la pequeña localidad textil de Prato, conocida como la ciudad de María porque en ella se venera una reliquia de la Sagrada Cintura de la Virgen, el Papa ha hecho un llamamiento para que desde la vida de cada comunidad se combatan hasta el fondo el cáncer de la corrupción y el veneno de la ilegalidad, porque la sacralidad de cada ser humano requiere para cada uno respeto, acogida y un trabajo digno.Más tarde, ya en la Catedral de Santa María de la Flor, en Florencia, Francisco ha pronunciado un emotivo discurso en el que ha puesto el acento en la humildad, el desinterés y el camino que marcan las bienaventuranzas como rasgos distintivos del humanismo cristiano. El Papa ha almorzado después con un grupo de indigentes en el comedor de San Francisco y ha concluido la jornada con la celebración de una multitudinaria Eucaristía en estadio de fútbol “Artemio Franchi”. El Papa ha insistido durante toda la jornada en el peligro de que la Iglesia tienda a pensar en sí misma y a colocarse en el centro. Por el contrario, ha pedido que la Iglesia sepa reconocer la acción del Señor en el mundo y que esté presente en la vida cotidiana de la gente, sin miedo a accidentarse y a ensuciarse los zapatos.