Hoy se ha revisa en el Tribunal Supremo de Pakistán el caso de Asia Bibi, condenada a muerte por blasfemia. Su crimen: ser cristiana en territorio musulmán. Cuando se encontraba trabajando en el campo bebió agua de un pozo del que bebían otras mujeres musulmanas, lo que desató el escándalo y llegaron a llamarla “impura”. Su presunta respuesta, que no fue otra que defenderse de las acusaciones, fue lo que la condenaría.Hoy la defensa presentó un recurso en la Corte Suprema que finalmnte ha fallado a favor de Asia Bibi, después de un calvario de 4 años y medio. Javier Menéndez Ros, director de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) confíaba en que la sentencia sería favorable, dadas las circunstancias. El último recurso que quedaba, en caso de no haber sido absuelta, habría sido la “gracia presidencial”, un indulto por parte del presidente pakistaní, nos recuerda Javier.Como nos cuenta, en Pakistán tienen una ley religiosa dentro de su constitución, la ley de la blasfemia, en vigor desde 1986, que es por la que se considera que la reacción de Asia Bibi es un crimen penado con la muerte. Cualquier pronunciamiento contra la religión musulmana, contra el corán o contra Alá puede ser denunciado y castigado. Dos personas han sido asesinadas por oponerse a la Ley de la blasfemia y por defender la causa de Asia Bibi, el ministro de Minorías Religiosas, Shabhaz Bhatti, y el gobernador de la región del Punjab, Salman Tasser.Su abogado, musulmán, defiendía que no había pruebas suficientes ni fiables para ratificar su sentencia a muerte, lo que probablemente permitirá conseguir su liberación. Sin embargo, fuera de prisión la vida de Asia Bibi corre peligro. Desde que fue acusada por blasfemia, en distintas ciudades pakistaníes se pedía la pena de muerte: cerca de un millón y medio de personas que reclaman la ejecución de la mujer cristiana. Ha tenido que permanecer en una celda aislada, nos recuerda Javier Menéndez, una situación degradante y que agrava la situación de Asia. Si sale a la calle “tendría que tener unas medidas de seguridad excepcionales” y probablemente debería abandonar el país. El abogado defensor corre también un riesgo grave, ya que hay muchas personas dispuestas a “pedir  la cabeza de Asia Bibi”Su familia ha sufrido impedimentos para visitarla, por la distancia, pero su marido ha mantenido contacto asiduo y ha podido verla cada semana. Su salud, nos cuenta, se resiente por las condiciones en la que se encuentra bajo prisión.Se suspende cautelarmente la pena de muerte de Asia Bibi