La vida en Siria es un drama, y frente a esto, ¿qué ha hecho la comunidad internacional? Tras los meses de incertidumbre después de conocerse la noticia de una posible intervención militar, los medios de comunicación parecen haber perdido el interés por lo que sucede en Siria. La guerra no ha terminado, la persecución contra los cristianos se mantiene y los campos de refugiados en países fronterizos siguen aumentando. En medio de este desastre, la organización terrorista Al Qaeda controla ya descaradamente la lucha contra el régimen de Assad.Es vergonzoso que una organización criminal que ha hecho de la violencia su modo de presencia en Oriente Medio y el continente africano pretenda comprar la voluntad de los sirios a través de amables entrevistas televisivas. Es verdad que está prevista una conferencia internacional sobre Siria para el próximo 22 de enero, pero mientras tanto la violencia se recrudece. Sin alto el fuego, dice el secretario general de la ONU, no habrá diálogo. Y eso es lo que Al Qaeda está buscando. Las fuerzas rebeldes se fortalecen, el régimen intensifica los bombardeos aéreos y los sirios siguen falleciendo víctimas de una guerra que ha hecho de la implantación de la ley islámica una coartada para hacerse con el poder. Bashar al Assad es un tirano, pero ningún mal puede remediarse con un mal mayor.