Durante las últimas horas se han realizado varias operaciones policiales que han provocado la detención en Bélgica y Francia de varias decenas de personas involucradas con el yihadismo. Las detenciones muestran hasta qué punto los terribles acontecimientos de la semana pasada en Francia no son hechos aislados, el yihadismo está instalado en nuestras ciudades europeas. Hasta hace dos semanas podríamos pensar que la guerra que el autodenominado Estado Islámico libra en Siria y en Iraq para mantener y extender el califato era algo lejano. Nos parecía lejana la limpieza étnica de cristianos que se ha llevado a cabo en muchas ciudades de esos dos países, los más de dos millones de refugiados que en el Líbano en el Kurdistán han huido del monstruo del islamismo radical. Refugiados  que malviven en tiendas, en medio de campos nevados o amontonados en garajes con miedo a ser decapitados.  Ahora hemos despertado con dolor.Arabia Saudí ha creado un monstruo que está fuera de control y que se expande con la complicidad de Turquía. Compite con el extremismo chiita y con el extremismo de Al Qaeda. Esa guerra civil dentro del islamismo ahora ha llegado hasta nosotros, y lo peor es que fascina a miles de jóvenes europeos. Es ingenua la simple reivindicación de los valores de la Ilustración para responder al reto. Hace falta sinceridad para reconocer los errores que Occidente ha cometido en Oriente Próximo. Sinceridad para reconocer lo débiles que somos para responder a un nihilismo violento. Nihilismo que se aprovecha del vacío y lo llena de aberrante acción terrorista.