Línea Editorial 20/03/2016
Semana Santa es esperanza
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Actualizado 10 abr 2017
La contemplación de Jesús en la cruz es muchas veces, para el cristiano, la única respuesta ante situaciones de sufrimiento que la razón humana no alcanza a comprender, pero que adquieren un significado nuevo ante la contemplación de la Pasión y muerte de Cristo, con la esperanza de la resurrección. Cuántas veces, decía el Papa esta semana, hemos escuchado decir que «Jesús se ha olvidado de mí». Surgen a veces, añadía, preguntas como «¿dónde está Dios?» o «¿cómo es posible que tanto sufrimiento pueda golpear a hombres, mujeres y niños inocentes?». Francisco aludía en concreto a los refugiados. Sin necesidad de una mención expresa de Europa, no resultaba difícil pensar en en los migrantes atrapados en Idomeni, en la bochornosa gestión europea de la crisis de los refugiados o en las víctimas de la guerra en Siria, de la que esta semana se han cumplido 5 años. El Papa tendrá un gesto especial hacia todas ellas este Jueves Santo, al lavar los pies a 12 refugiados. Es un importante mensaje de denuncia ante una situación injusta, pero sobre todo un signo que manifiesta la cercanía de Dios a quienes sufren. «No se puede ceder a la desesperación, sino que debemos estar seguros de que el bien vence el mal y de que el Señor secará toda lágrima y nos liberará de todo temor», añadía el Papa Francisco en su catequesis de esta semana. El fundamento de esta esperanza es lo sucedido estos días en Jerusalén hace poco más 2.000 años, unos acontecimientos en los que se condensa todo el misterio de la historia de la salvación.
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