A estas alturas del pontificado no se puede negar que Francisco ha puesto a la Iglesia en estado de salida. Eso significa que está invitando a cada cristiano a ser protagonista de la misión en los ámbitos donde le toque vivir. La celebración durante estos días de la Jornada de estudio más antigua de la Iglesia en España, la Semana Española de Misionología de Burgos, representa una oportunidad para que los misioneros en las periferias geográficas y existenciales se conviertan en modelo para la actuación de toda la Iglesia. En esta edición la Semana de Burgos está trabajando sobre cuáles son las implicaciones de ese salir a las periferias con el espíritu que el Papa Francisco ha propuesto en su documento Evangelii Gaudium. Como ha señalado el Secretario General de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo, en la sesión inaugural, la actividad misionera es un desafío para toda la Iglesia, que se debe mirar en los misioneros. No se trata de un cambio de principios ni de una nueva estrategia; se trata de un renovado espíritu que nace del encuentro con Cristo y que pretende llevar el Evangelio hasta los confines de la historia. En esta Semana de misiones de Burgos ha destacado la intervención del Secretario General de Cáritas, quien ha recordado que la caridad está en el centro de la acción misionera la Iglesia, que no puede dejar de escuchar el clamor de los pobres