Durante esta época, gobierna el Imperio Diocleciano, quien cuenta con Daciano, como su lugarteniente en Hispania. El odio que tiene hacia los cristianos, hace que se recrudezca todavía más la persecución hacia los seguidores de Cristo. Y es en Talavera, donde llegado el momento, se busca con más ansia la detención de los creyentes. Entre ellos, figura Vicente, quien destaca por su servicio a la Buena Nueva del Evangelio, manifestado en sus gestos de caridad y de amor entregado al prójimo. Y precisamente, estas obras le delataron, siendo conducido ante el cónsul, quien le mandó meter en la cárcel, después de persuadirle para que abandonase su Fe. Allí es visitado por sus hermanas, logrando escapar, aunque en Ávila son capturados por los romanos y los tres serán martirizados. Iconografía: Se les representa con la palma del martirio. Otros Santos: Ciriaco, Abrahán y Néstor.