A él se debe la carta que lleva su nombre en el Nuevo Testamento, en la Sagrada Escritura. Como los demás Apóstoles, predican la Buena Nueva, siguiendo el mandato de Cristo Resucitado antes de ascender a los Cielos, misión que les conducirá hasta Asia. Y de la misma forma que los otros, exceptuando a San Juan, el discípulo amado, mueren derramando su sangre por causa del Reino de los Cielos. Pero en este día, la Iglesia celebra con gozo la beatificación de los 498 mártires españoles del siglo XX. Ellos son un signo de la esperanza de la Iglesia en medio del mundo, y gracias a su testimonio se glorifica a Dios por la Fe que vence al mundo en palabras de San Juan en su primera carta. El blanqueo de sus vidas en la Sangre del Cordero estimulan a todos los hombres a vivir un espíritu de cambio y conversión orientado a Cristo. Iconografía: Se les representa juntos porque se celebran el mismo día, ya que la tradición les sitúa predicando juntos el Evangelio. San Simón tiene una sierra porque murió partido en dos por una sierra y San Judas tiene el hacha de su decapitación. Otros Santos: Esteban, Marciano y Cirilo.