Le bastó oír al Obispo Nono, para iniciar un proceso de cambio. Termina sus días el año 468, en el monte de los Olivos cuando hacía penitencia para expiar sus pecados. En el caso de Tais, su existencia se sitúa antes de Santa Pelagia, dándole una educación eminentemente cristiana. Pero con el paso de los años, las riquezas terrenales y los guiños mundanos, le conducen al camino de la perdición. Un encuentro con Pafnucio que la recordaba en sus tiempos de profunda Fe, le hace reflexionar y caer del caballo como San Pablo, llevando una vida de penitente hasta el momento de su muerte. Es Patrona de Alejandría. Iconografía: Su representación es en piedra y en pintura, dentro de las esculturas o cuadros que se conocen. Siempre con la indumentaria de la época. Otros Santos: Brígida, Néstor y Susana.