Comienzan los trabajos y los días del Rey Felipe VI con un primer acto oficial cargado de ejemplaridad simbólica: el encuentro con las víctimas de terrorismo en el Palacio de Zurbano de Madrid. Ya en su discurso de proclamación ante las Cortes Generales, Don Felipe se refirió al inmenso respeto que la sociedad española debe guardar hacia las víctimas de la violencia terrorista. Un respeto, en forma de obligada memoria, que debe estar acompañado por la victoria del Estado de Derecho que es el mejor reconocimiento a la dignidad que les es debida.Las víctimas del terrorismo representan una parte sustancial de la conciencia moral de la sociedad. España ha vivido en los últimos cuarenta años una trágica presencia de la violencia terrorista que ha configurado el tejido ético de nuestra sociedad y ha provocado grandes dramas ante la ausencia de una respuesta adecuada al dolor de las víctimas. El hecho de que el primer acto oficial del nuevo Rey sea un encuentro con quienes han vivido el zarpazo de la violencia cruel es una lección del servicio que presta la corona a la sociedad y la Estado de Derecho. La cercanía del Rey Felipe VI a las víctimas de la violencia terrorista expresa la solidez moral de su persona y contribuye a que su reinado se configure desde una ejemplaridad ética que debe ser tenida en cuenta por otros estamentos de nuestra sociedad.