La respuesta al desafío separatista de Artur Mas, en este delicado momento en el que se ha aprobado su último trámite parlamentario, no  debe limitarse a la actuación del Gobierno ni a la preparación de una estrategia de respuesta jurídica. La sociedad civil en España debe tener la oportunidad, también en Cataluña, de expresar con libertad su opinión y de evitar que este reto al Estado de Derecho parezca tener un final obligado. Hay que destacar el protagonismo, entre otras, de dos plataformas que mantienen encendida la llama del ejercicio de responsabilidad social, la denominada Sociedad Civil Catalana y la asociación recién presentada Libres e Iguales, formada en su mayoría por representantes del mundo de la cultura.Ambas iniciativas trasversales en cuanto a la adscripción ideológica de sus miembros representan un ejercicio loable de coraje cívico. Ofrecen un destacado cauce de libertad ante lo que es una de las mayores provocaciones a la convivencia de los españoles. Aunque “Sociedad Civil Catalana” y “Libres e Iguales” son distintas en cuanto a su fisonomía y estrategia, tienen muy claro en dónde radica la responsabilidad de los ciudadanos y la necesidad de hacer una pedagogía social más allá de los mecanismos jurídicos y parlamentarios. Es prioritario consolidar un espacio público de opinión con capacidad de defender y explicar el valor de convivencia que significa la unidad de España.