En sus palabras el Papa ha dicho que la acogida es más importante que cualquier adorno y ha asegurado que conoce el corazón del pueblo brasileño que son capaces de compartir la comida con cualquier persona que entre en su casa. Francisco ha valorado la sencillez, la acogida y la alegría que ponen en todo esto. También ha definido al pueblo brasileño como una civilización solidaria, una palabra olvidada en el mundo actual.En el mismo discurso, Francisco ha pedido a los poderosos de la tierra que no se cansen de trabajar por un mundo más humano y más justo. El Obispo de Roma dijo también que será imposible lograr la felicidad y la alegría si no se comparte, de lo contrario, "la pacificación" no dará resultado. Esto quiere decir que le hombre busca y necesita de Dios, el Único que le puede ayudar al desarrollo, si promueve los verdaderos pilares de la humanidad que son la vida, la familia, la educación integral, la salud y la seguridad.Por último, el Papa se ha dirigido a tantos jóvenes allí congregados a los que ha animado a confiar y no desanimarse ante tantas dificultades que presenta la vida de hoy. Antes de impartir la bendición les ha encomendado a la Virgen de Aparecida, Madre de todos los pobres de Brasil