“Amar no es mirarse uno al otro sino mirar juntos en la misma dirección”. Con esta cita del admirado autor de “El Principito”, Antoine de Saint Exupery, el rey de España conquistó el corazón de los diputados de la Asamblea Nacional Francesa, ante los cuales pronunció un intenso discurso de Estado. Treinta años después de la adhesión de España a la Comunidad Europea, el rey Felipe VI hablaba a los franceses de la necesidad de mirar adelante en la unidad de Europa como una condición necesaria para luchar sin desmayo contra el paro y las desigualdades. Al hablar de esa unidad, había en las palabras del rey de España una latente preocupación por las dudas que emergen en las nuevas generaciones sobre los valores europeos. En este sentido no dudó en reconocer la lección de firmeza y dignidad que dieron los franceses, tras los atentados “yihadistas” de enero, en defensa de sus instituciones democráticas.Este discurso del rey Felipe VI en la Asamblea francesa puso en pie a los diputados franceses, como recogen hoy los medios de comunicación. Pero sus palabras tenían un auditorio mucho más amplio: el del conjunto de los europeos y muy en especial los propios españoles, que nos preparamos para unas elecciones cruciales para la estabilidad de la Unión Europea. El gran valor de las palabras de nuestro rey, como joven estadista apegado a la realidad, reside en su convicción de que Europa recupere sus ideales de paz, igualdad, libertad y fraternidad, una tarea indispensable para ilusionar a cuantos tuvieron la suerte de no vivir los desastres de las guerras europeas.