Con el recuerdo de la doctrina tradicional de la Iglesia, el prefecto para la Doctrina de la Fe, monseñor Gerhard Müller, ha clarificado la renovada polémica suscitada en ciertos ambientes a propósito de una posible autorización para que los divorciados vueltos a casar puedan acceder al sacramento de la comunión. En un extenso documento que recoge “L’Osservatore Romano”, monseñor Müller reitera que no es posible dar la comunión en estos casos, en coherencia con la indisolubilidad del matrimonio proclamada por el propio Jesucristo. El Prefecto de Doctrina de la Fe ha considerado oportuno salir al paso de los rumores extendidos por el periódico La Repubblica sobre la supuesta elaboración de un documento que cambiaría incluso el carácter indisoluble del sacramento matrimonial. Francisco ha insistido en que este problema doloroso hay que estudiarlo dentro de la compleja pastoral matrimonial, y para ello ha convocado un sínodo extraordinario de obispos que se reunirá en octubre de 2014. La Iglesia comprende que muchos de sus hijos están marcados por la experiencia dolorosa del fracaso y la separación y desea sostenerlos en su dificultad. Les invita a permanecer unidos a sus comunidades aunque no puedan recibir la absolución sacramental ni la Eucaristía. Es necesario además, como han pedido los papas Benedicto XVI y Francisco, buscar nuevas iniciativas de acogida y cercanía. Todo esto será materia de reflexión para el próximo Sínodo, pero sin atajos ni presiones.