Las elecciones de este domingo en Portugal las ha ganado la coalición de centroderecha encabezada por Passos Coelho, que es la que ha gobernado durante los últimos cuatro años. Coelho ha sido el encargado de aplicar el durísimo plan de reformas que en su momento impuso la troika. A pesar de que ese plan ha supuesto una dura prueba para los portugueses, sobre todo para la clase media, las urnas le han dado una mayoría simple. No va a tener fácil gobernar. En Portugal no hay una investidura como la española. Es el Presidente de la República el que encarga la formación de Gobierno.  Passos Coelho recibirá sin duda el encargo, pero lo complicado vendrá después. En la Asamblea, la izquierda representada por los socialistas, los comunistas y el Bloco –una suerte de Podemos fundado antes de Podemos- tiene mucha fuerza. El primer escollo van a ser los Presupuestos. Si los socialistas optan por un frente de bloqueo la inestabilidad está asegurada. Sería irresponsable. En realidad, los socialistas saben que las propuestas de los comunistas y del Bloco son irrealizables y contraproducentes. Las diferencias con el centro-derecha no son insalvables.  Portugal es un país que tiene por delante importantes reformas. Hay una modernidad económica que todavía está por alcanzar.  El peso del sector público es excesivo, hay que aligerar la función pública y conseguir un incremento de la productividad.