Durante su intervención, Mora llevó a cabo una defensa apasionada del toreo como un arte que es necesario sentir tanto por parte de los profesionales como por parte de los aficionados. Además, también quiso destacar el papel esencial que los valores que en él inculcó su padre- el espada conocido como El Mirabeleño- han tenido a lo largo de su carrera y de manera especial en los momentos más difíciles de la misma. En este punto, también destacó la importancia de su familia como pilar de apoyo y motivación fundamental.Tras repasar sus tardes de éxitos más importantes con salidas a hombros de plazas como Madrid, Barcelona o Pamplona, el diestro cacereño no quiso recrearse demasiado en los recuerdos y afirmó no haber logrado, aún, su faena soñada. Del mismo modo, confesó su obsesión por continuar perfeccionándose como torero.Al finalizar la charla-coloquio, José Luis Viejo en representación de la empresa Campo Bravo Alcarreño S.L. y los miembros de la Asociación Cultural Taurina Vacas por el Tajo quisieron reconocer la figura de Juan Mora entregándole un lienzo del artista Juan Iranzo y una placa conmemorativa, respectivamente.