El anuncio del final de las sanciones y el aislamiento internacional de Irán se ha producido al darse por comprobado que se ha cumplido lo acordado por este país y las cinco potencias con Estados Unidos, en el mes de julio. Teherán ha sometido su plan nuclear a lo que se le exigía. Es una buena noticia porque supone que se elimina una amenaza para la región y para el conjunto del planeta. También porque es importante implicar a Irán en la  resolución de la guerra que en este momento asola Oriente Próximo y genera la ola de refugiados.El Daesh es en gran medida una criatura del sunismo, creado para frenar la salida al mar de los chiitas en el corredor que va desde la antigua Persia al Líbano. En la guerra de Siria y de Iraq se enfrentan, como desde hace décadas o siglos, los suníes detrás de los que está Arabia Saudí y los chiitas detrás de lo que está Irán. Solo los chiitas pueden combatir sobre el terreno contra los yihadistas.Es interesante contrapesar en este momento a Arabia Saudí que bajo el liderazgo del rey Salman, afectado por problemas internos, ha llevado a cabo una política de expansión nada discreta, que tensiona la región. La vuelta de Irán a la comunidad internacional abarata el petróleo. Eso desestabiliza a Rusia y a Venezuela y genera tensiones en los mercados. Pero para Europa supone una ventaja clara.