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La inteligente suficiencia de Ponce

Enrique Ponce salió a hombros este miércoles del coso de Cuatro Caminos tras cortar una oreja a cada uno de sus toros de Núñez del Cuvillo. Castella paseó un trofeo mientras Manzanares no tuvo su tarde.

Enrique Ponce en su salida a hombros del coso de Cuatro Caminos este miércoles. EFE

Enrique Ponce en su salida a hombros del coso de Cuatro Caminos este miércoles. EFE

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Tiempo de lectura: 2'Actualizado 10 abr 2017

Quien dice veinticinco dice cincuenta. Son los años que podría estar Enrique Ponce en activo. Su maestría sigue alcanzando cotas de record absoluto. Y Santander, por julio, en su temporada de aniversario no podía fallar. La tarde del torero de Chiva fue perfecta de planteamiento y resulución de principio a fin. Supo torear cuando el toro lo permitió y encandilar a los tendidos cuando el toro fue más remiso. La inteligencia y la suficiencia aplastante de un torero que no tiene fecha de caducidad.Abrió plaza un toro de Cuvillo que tuvo un buen pitón derecho. Lo vio pronto Enrique Ponce. Tras el brindis al público no se dio mucha coba y ligó dos buenas tandas en redondo. Mando y largura a partes iguales. Bajó algo el nivel al natural, por donde el toro no terminaba de romper. Pero de nuevo la zocata de Ponce hizo elevar el diapasón de la intensidad en los tendidos. Tras una estocada desprendida, la oreja premió al conjunto de Ponce. El cuarto fue otro toro de Cuvillo cuajado (vaya manera de enlotar), que manseó y no terminó de romper. Pero ahí salió la cabeza privilegiada del de Chiva. Muy inteligente, se fue a los tendidos de sol para firmar una faena de correcta composición que llegó más con el toreo accesorio. La estocada final ayudó a la concesión del trofeo que le abría la puerta grande.  Sorprendió Sebastián Castella al iniciar cerrado en tablas su primera faena. Obligó mucho al toro por bajo. Su contado poder se redujo aún más. Pese a su nobleza, faltó chispa y vida a su embestida. Estuvo fácil el francés, basando todo a derechas si bien la tanda de mejor trazo fue a izquierdas. En el quinto, Castella sí inicio faena con sus clásicos cambiados por la espalda. El toro, muy medido de raza, tuvo tres tandas aprovechables. Castella condujo con pulso y precisión la embestida en esas tres tandas en redondo. Pero el toro redujo el diapasón de su inercia y el galo tuvo que poner más de su parte para terminar de exprimir al de Cuvillo en la distancia corta. Media muy tendida acabó con la vida del animal y una de sus orejas en el esportón de Castella.Provocó el caos el impresentable tercero, un torete de abecerrada expresión y escasa anatomía. Mal picado, peor lidiado y horrendamente banderilleado, el de Cuvillo llegó al ultimo tercio desentendiéndose de los engaños que le presentó José María Manzanares. Todo fue un simulacro de posturitas ante un animal remiso a embestir. Para empeorar todo, el petardo con la espada también fue mayúsculo.El sexto fue el toro con más prontitud y claridad en las telas. Manzanares le dio distancia, tanto en los cites como en la forma de embarcar y despedir su embestida. Demasiado toreo periférico. Hubo gusto en un cambio de mano muy 'manzanarista' pero al final quedó la sensación de que hubo más toro que torero enfrente. Con la espada abundó en su pretensión de citar demasiado largo y llegó a sonar el segundo aviso antes del descabello final.

FICHA DEL FESTEJO

Santander, miércoles 22 de julio de 2015. 4ª de Feria. Tres cuartos largos de plaza.

Toros de Núñez del Cuvillo, muy desiguales de presentación y mal enlotados. Conjunto bajo de raza y manejable en conjunto. Noble de buen pitón derecho el primero; noble pero sin finales el quinto y noble y pronto el buen sexto.

Enrique Ponce, oreja y oreja tras aviso.

Sebastián Castella, saludos y oreja.

José María Manzanares, silencio tras aviso y silencio tras dos avisos.

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