En medio de la maraña de confusiones e irresponsabilidades que nos depara cada día la vida política, emerge una noticia esperanzadora y estimulante: la concesión del Premio Princesa de Asturias de la Concordia a la ONG “Aldeas Infantiles SOS”, bien conocida en nuestro país por su dedicación a la acogida de niños en riesgo de exclusión social. Se trata de una organización de origen austriaco que tiene ya una antigüedad de 67 años, mueve a miles de profesionales y voluntarios dedicados a atender a los niños víctimas de las guerras, de las catástrofes naturales, y a quienes han quedado huérfanos o han sido abandonados por sus padres. Con las aportaciones de miles de personas y empresas, esta ONG ofrece a los pequeños un hogar, unos padres, educación, atención médica, y en consecuencia, un futuro.El premio Princesa de Asturias de la Concordia premia a aquellas personas o instituciones cuya labor haya contribuido de forma ejemplar al entendimiento y la convivencia, en la lucha contra la injusticia, la pobreza, la enfermedad, la ignorancia o la defensa de la libertad. Todos estos atributos los reúne de manera relevante la ONG Aldeas Infantiles. Pero acaso lo que mejor distingue a esta institución es su preocupación por asegurar que cada niño pueda crecer en un ambiente de amor y respeto, esenciales para su propia autoestima. Por desgracia se trata de una labor cada día más necesaria, a medida que crece la violencia y el desarraigo familiar en tantos países del mundo.