No es la primera vez que el PSOE se opone a apoyar a miembros del PP en su candidatura para presidir o formar parte de las instituciones europeas. La última vez tuvo lugar este lunes, cuando Óscar Puente, portavoz de la Ejecutiva Federal del PSOE, confirmó que su partido no ampararía al ministro de Economía Luis de Guindos en su intento por hacerse con la vicepresidencia del Banco Central Europeo.

Los socialistas justificaron su decisión en razones de discriminación positiva, alegando que solo apoyarían a “una persona española con perfil técnico, no político, y que sea una mujer”. Es “absolutamente inexcusable que habiendo como hay muchas mujeres en este país muy preparadas para el cargo, no se opte por una candidatura femenina”, manifestó el portavoz de la ejecutiva de Pedro Sánchez.

Sin embargo, y pese a los empeños de los socialistas por abanderar y monopolizar la lucha por la igualdad, lo cierto es que su oposición se debe más a que es un candidato que se integra dentro de las siglas del PP que a su género.

Y es que, cuando en 2014 el exministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente Miguel Arias Cañete propuso su candidatura para el cargo de comisario de Clima y Energía de la Unión Europea, los tres eurodiputados socialistas españoles adscritos a las comisiones de Medio Ambiente e Industria votaron contra él. Las razones, según explicó entonces la jefa de la delegación del PSOE en la Eurocámara, Iratxe García, fueron "sus conflictos de intereses, sus declaraciones machistas y sus políticas en materia de lucha contra el cambio climático".

Pero además, el PSOE tampoco trató de disuadir a sus compañeros socialdemócratas europeos para que en 2015 apoyasen a De Guindos para presidir el Eurogrupo, lo que evidencia su poco interés en que España tenga presencia y relieve en la Unión, sobre todo ante un panorama político como el presente.

Precisamente, en la actualidad España está subrepresentada en los puestos de mayor peso político de las instituciones comunitarias, pues desde los tiempos del que fuera secretario general de la OTAN y Alto Representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad, Javier Solana; de Federico Mayor Zaragoza, exdirector general de la UNESCO; o de Rodrigo Rato, exdirector del FMI, la presencia de españoles brilla por su ausencia.