Los líderes de Podemos se empeñan en hacer un paralelismo entre su formación y Syriza, la ganadora de las elecciones griegas de este domingo. Y aunque haya semejanzas las diferencias son notables. Tsipras, a diferencia de Iglesias, ha ido moderando su discurso. Lo más probable es que toda su revolución contra la troika acabe en una negociación más que razonable que mejore los plazos del pago de la deuda y que permita la aplicación de un programa social que hace mucha falta.   Grecia ha sufrido un severísimo programa de ajustes que no se ha aplicado en España. Los griegos han perdido un 40 por ciento de la renta familiar, la cobertura sanitaria se ha rebajo a mínimos y uno de cada tres sufre una pobreza severa.  Nuestro país, con ajustes y con sufrimiento, ha mantenido los pilares básicos del Estado del Bienestar. En España no hay una corrupción generalizada como en Grecia. Los españoles no podemos mirar hacia Europa con ira sino con agradecimiento. Nuestro ingreso en la Unión fue en su momento un factor de modernización esencial. Hemos recibido mucho más de lo que hemos aportado y el rescate de nuestro sistema financiero ha sido irreprochable. Aunque de lo ocurrido en Grecia hay que aprender. Los partidos se tienen que abrir a la gente, las políticas de ajuste se tienen que complementar con  políticas expansivas.