Ciudadanos ya no es sólo un proyecto situado en el centro, que aglutinaba el descontento con una forma de hacer política, sino que se ha convertido en la llave de muchos futuros gobiernos en ayuntamientos y Comunidades. Albert Rivera se encuentra ante un dilema que debe resolver a favor de la estabilidad política y de la necesaria recuperación económica, dos de sus recurrentes argumentos durante la campaña electoral. Con los pactos en aquellos lugares en los que se ha convertido en la bisagra de la gobernabilidad, sabremos si la renovación que propugnan responde a los intereses y necesidades reales de los ciudadanos o a los intereses electorales de un partido.Los  pactos que alcancen en los próximos días serán básicos, máxime si tenemos en cuenta que, aunque estas elecciones les han colocado una posición clave, sus expectativas de voto no se han cumplido. Perdería credibilidad si se prestara a ser un partido chicle. Lo que suceda en la Comunidad de Madrid tiene especial relevancia. El solo hecho de pensar que Ciudadanos pudiera apoyar un frente popular para que no gobierne el PP, a modo de cinturón sanitario, supondría una traición al espíritu con el que se ha presentado a las elecciones. En la CAM, el PP ha sido claramente la lista más votada, y en cuanto programas, Ciudadanos está mucho más cerca de los populares que de un frente de izquierdas. ¿O no?