La candidatura de Pedro Sánchez a las primarias del PSOE ya ha despertado algunas críticas contundentes y algunas adhesiones no muy numerosas. El PSOE andaluz le ha pedido al ex secretario general que no utilice la demagogia. Sánchez está en su perfecto derecho de intentar volver a ser secretario general de su partido. Otra cosa bien diferente es qué significa en este momento para el PSOE y para España un candidato que sigue revindicando el no a la investidura de Rajoy. La investidura afortunadamente ya se produjo, y la gestora del PSOE ha hecho un interesante viaje de retorno a la socialdemocracia. Le ha dado, además,  protagonismo político al partido. Los socialistas han pactado  con el PP prácticamente todas las medidas que se han tomado hasta ahora esta legislatura. Esta actitud de colaboración, y el haber dejado a Podemos, su más directo competidor, fuera del Gobierno, ha provocado que la formación morada esté en este momento sufriendo el desgaste de las luchas internas. La candidatura de Sánchez es legítima pero hace daño a su partido. Detiene la  vuelta al centro-izquierda de los socialistas y reabre un debate del pasado. Nos esperan meses difíciles porque las fuerzas secesionistas de Cataluña quieren acelerar el proceso de independencia. Hace falta más que nunca un PSOE firme en los postulados constitucionales.