Enmarcado en las fiestas de Nuestra Señora y San Roque en Peñafiel, declaradas de Interés Turístico Regional desde 1997, esta tarde, se celebra el Chúndara, un desfile de más de dos horas, en el que autoridades, peñafielenses y visitantes recorren, al son de la música, las calles principales de la localidad mientras los vecinos, desde sus balcones, les arrojan cubos de agua. Pero Peñafiel, es, sobre todo, corazón y cuna de los vinos de Ribera del Duero, por eso no podemos dejar de visitar el imponente castillo que alberga el Museo Provincial del Vino que nos muestra las técnicas de producción de los vinos y donde, además en su sala de catas, podemos disfrutar de una degustación de caldos de la Ribera del Duero, antes de recalar en alguna de las muchas y absolutamente espectaculares bodegas del entorno en las que con el vino como eje, nos adentramos en mundos paralelos y diferentes en cada caso, en los que la fastuosa modernidad de las instalaciones, se muestra en paralelo, con la grandiosidad de la tradición. Dentro de la localidad, no podemos perdernos la Plaza del Coso, un recinto medieval de casas en adobe, piedra y madera, jalonadas de balcones, que fue creada para albergar festejos taurinos y que, en la actualidad los sigue albergando, así como otros espectáculos a lo largo del año. La Iglesia y Convento de San Pablo, con la capilla funeraria del Infante Don Juan Manuel; el Convento de Las Claras, hoy convertido en Hotel; la Torre del reloj, único resto de lo que fue la Iglesia de San Esteban erigida para conmemorar la victoria castellana sobre el almorávide Alí y la Iglesia de Santa María, que fue lugar de reunión del Cabildo de Peñafiel y sede del archivo de los hidalgos de la villa y que hoy alberga el Museo de Arte Sacro, son lugares emblemáticos que merecen una visita antes de que nos marchemos de Peñafiel.