Luis Manuel Díaz fue asesinado en Venezuela el pasado miércoles. Era secretario general de Acción Democrática en el Estado de Guárico. Lilian Tintori le acompañaba en el escenario durante el acto electoral en el que fue perpetrado el asesinato. Las elecciones del próximo día 6 de diciembre han sacado de sus casillas al Gobierno de Maduro. Si las encuestas no andan muy desencaminadas, todo parece indicar que la voluntad mayoritaria del pueblo venezolano se decanta por votar a candidatos de oposición. El chavismo ya ha advertido que posee el poder político y el militar. Si los venezolanos quieren paz, han advertido Maduro y Cabello, hay que dejar las cosas como están. El asesinato de Díaz es un crimen que busca amedrentar a los opositores y a la población. Una evidencia más de que sin observadores internacionales independientes, como pidió Capriles poco antes de la convocatoria de las legislativas, no será nada fácil ganarle la partida a un Gobierno despótico que no duda en usar la violencia armada para mantenerse en el poder. Desde que hace casi dos años los estudiantes decidieron salir a la calle, la oposición social y política al chavismo ha resistido de manera ejemplar. Su lucha bien merece la atención de Europa y Estados Unidos. La alerta internacional desatada por los atentados en París no exime al mundo libre de responder a los requerimientos de una oposición a la que ni sus propios vecinos latinoamericanos están dispuestos a apoyar.