El callejón sin salida del independentismo ha vivido hoy otro episodio surrealista. Cuando no habían pasado ni 24 horas tras la constitución del nuevo Parlamento de Cataluña, los grupos separatistas han presentado una propuesta de resolución para declarar solemnemente el inicio del proceso de creación del estado independiente en forma de república. Son precisamente los miembros de Junts pel Sí y de las CUP los que hablan de deslegitimación de las instituciones, después del varapalo que sufrieron el pasado 27 de septiembre. Lo hacen en el mismo día en que la Policía Nacional ha registrado durante más de tres horas las viviendas del ex President Pujol y de tres de sus hijos; y lo hacen también en plena precampaña electoral y con la legislatura concluida a nivel nacional. Los secesionistas no solo están deslegitimados moralmente sino que vuelven a retratarse saltándose la ley y desafiando al Estado de Derecho. Afortunadamente la respuesta del Presidente del Gobierno ha sido rápida y clara, previas conversaciones con los líderes del PSOE y de Ciudadanos. No caben rodeos, el Gobierno garantiza que los intentos de separar y dividir España no tendrá ningún efecto, porque tienen enfrente a la ley y a la mayoría de los españoles. Parte del daño ya está hecho y habrá que trabajar en otros niveles, además del legal, para ir recomponiendo un tejido social dañado. Pero bien está que ante la provocación no reine el desconcierto ni la incertidumbre y que los españoles nos sintamos protegidos frente a quienes dividen en lugar de unir y no quieren que España siga siendo una nación de ciudadanos libres e iguales ante la ley.