Francia y Alemania han conmemorado el 50 Aniversario de la firma del Tratado del Elíseo. En 1963 los Presidentes Konrad Adenauer y Charles De Gaulle pusieron fin a más de un siglo de enfrentamientos y tensiones entre sus respectivas naciones. Europa vivía en esos momentos una etapa de esplendor político y económico que conseguía superar un ciclo de guerras internas. Han pasado cincuenta años y Ángela Merkel y François Hollande han querido celebrar por todo lo alto que las relaciones de cooperación y amistad entre franceses y alemanes siguen firmes. La Europa de nuestros días pasa por un momento de especial gravedad. El empobrecimiento de las clases medias, las elevadas tasas de desempleo, las amenazas a la cohesión social y una profunda crisis moral son riesgos para la estabilidad del sistema democrático y para el proyecto de la Unión. La declaración conjunta de las Conferencias Episcopales alemana y francesa ha llamado la atención sobre esto al apelar al deber que ambos países tienen de ayudar a la UE a establecer sólidas estructuras políticas a largo plazo y una genuina economía social de mercado. Las conmemoraciones históricas nos ayudan a tomar conciencia de nuestras raíces y deberían fortalecer los proyectos de futuro. Ese es el liderazgo que se espera de franceses y alemanes en la presente coyuntura histórica.