Para encontrar una referencia a la persecución que sufren los cristianos y a la falta de libertad religiosa en buena parte del mundo, hay que bucear en un mar de intereses donde no siempre es fácil encontrar agua clara. Muchos medios de comunicación occidentales acostumbran a mirar para otro lado, mientras la realidad en lugares como Nigeria, República Centroafricana, Marruecos, Siria, Sri Lanka o Kazajistán, por citar solo algunos ejemplos, es muy preocupante.Este fin de semana, como si se tratara ya de un macabro ritual, la secta islamista Boko Haram ha vuelto a sembrar el terror y la destrucción en Nigeria. Ahora ha sido en la frontera con Camerún, donde campan a sus anchas diversos grupos vinculados a Al Qaída. En esta ocasión al menos diez personas han muerto asesinadas, después de que un grupo armado atacara indiscriminadamente primero un mercado y luego una iglesia. Podemos seguir mirando para otro lado, en la creencia de que África nos queda lejos, pero es la libertad de todos la que está amenazada. Debemos seguir alzando la voz contra la barbarie, sea del tipo que sea y poniéndole altavoz allí donde otros ponen sordina, a veces sin más razón que el hecho de que el ataque sea contra la población cristiana.