Con estos gritos de “mi casa no es mi cárcel”, varias decenas de personas con discapacidad se han manifestado esta mañana en la puerta de la casa de Angeles Tolsá, una mujer de 91 años que fallecía ayer después de dos años pidiendo una rampa en el acceso al edificio. Hoy alli en la avenida Ciudad de Almeria, varios colectivos han denunciado este y otros casos similares.
Esta anciana no podía salir a la calle en silla de ruedas por un escalón de casi 40 centímetros. Las comunidades de vecinos no están obligadas a poner la rampa si la cuantía de la obra supera el equivalente a las cuotas de un año. En este caso los vecinos se opusieron a la derrama y la rampa no se llegó a construir.
Angeles Tolsá falleció ayer, y hoy desde FAMDIF su presidenta Carmen Gil pedía un cambio en la legislación para favorecer la igualdad de las personas con discapacidad.
Desde FAMDIF también se pide a los vecinos y a la sociedad una mayor empatía en estos casos; Carmen Gil recuerda que las rampas no sólo benefician a las personas discapacitadas.