Después de un período de descanso Alejandro Valverde, que estrenó su palmarés con el maillto de campeón del mundo en el Tour de Dubai y fue segundo en la Vuelta a Murcia, regresa a la competición este fin de semana con su participación en una de las grandes clásicas de primavera como la MIlán San Remo y después en la Vuelta a Cataluña, donde defenderá el título conquistado el pasado año. El de Las Lumbreras se ha entrenado intensamente en las últimas semanas en las carreteras de la región y vuelve liderando a Movistar Team en ambas competiciones.

CATALUÑA

Una de las rachas de mayor nivel competitivo que Movistar Team pone en juego en 2019 son sus éxitos en la Volta a Catalunya, donde tiene el honor de llegar a su 99ª edición habiendo logrado el triunfo en las últimas tres. Alejandro Valverde será la punta de lanza principal de una formación telefónica que encontrará en la salida de Calella un recorrido conocido, clásico y reconocible, sin contrarreloj y con finales muy característicos de la prueba con más solera de todo el calendario de nuestro país.

Santa Fe (1ª; casi 1300m de altura), Muntanyà (1ª), Collformic (1ª) y Collsacreu -3ª; incómoda bajada- serán la exigente apertura, apta aun así para sprinters, el lunes 25. Una llegada ligeramente ascendente en Sant Feliu de Guíxols (martes 26) precederá a los dos finales en alto de la prueba: Vallter 2000 (Especial), el miércoles 27 con Oix (1ª) y Rocabruna (1ª) antes de la ascensión final, y La Molina (1ª), el jueves 28, pasando antes por Coubet (1ª), la Creueta (Especial) y un primer ascenso a la estación (1ª).

Antes de la llegada final en Montjuïc (domingo 31), con las ocho vueltas al circuito de la montaña barcelonesa, habrá que superar dos etapas incómodas por el viento y los repechos: el viernes 29, en Sant Cugat del Vallès (189 km), y sobre todo el sábado 30, cerca de la costa, con un circuito en Vila-seca (174 km).

MILAN-SAN REMO

La prueba italiana es uno de los grandes objetivos del murciano en esta temporada. Se trata de una carrera con un recorrido de 291 kilómetros duro y en el que Valverde buscará subir a lo más alto del cajón.

Sin sus 291 kilómetros -la prueba más larga de todo el calendario-, el recorrido de la Milán-San Remo seguramente no podría nunca evitar un sprint amplísimo. Pero es esa inigualable longitud la que ofrece una opción a los mejores clasicómanos, o incluso a algún escalador, de atreverse a atacar en el Poggio con casi siete horas de competición en las piernas y optar al éxito en la Via Roma.

La ‘Classicissima’ (110ª edición) apenas ha variado su recorrido en los últimos años y sigue respetando, desde la eliminación del alto de Le Manie, el esquema que le ha hecho famosa como primer ‘Monumento’ de la primavera. Unos primeros 120 km muy suaves hasta Ovada, para la conformación de la fuga, dan paso al Turchino (km 142) y su rápido descenso hacia la Riviera Ligure, donde tras 80 km adicionales de tránsito llano comienzan las ascensiones clave.

Los ‘Capi’ -Capo Mele (km 239), Capo Cervo (km 244) y Capo Berta (km 252)- preceden a la siempre incómoda Cipressa (km 269), casi seis kilómetros al 4% de desnivel en cuyo descenso a menudo se origina una importante selección y algunos ataques que encienden definitivamente la prueba. Desde ahí, la siempre difícil colocación y los 3,7 km, al 3,7% de desnivel, del Poggio (km 285,6), una subida de ‘plato grande’ en la que quienes tienen fuerzas abren una diferencia clave que les permite mantener vivas sus opciones en el enrevesado descenso.