En las escalinatas de la Facultad de Letras del campus de la UPV en Alava se ha concentrado esta tarde medio millar de personas. Sobre todo cargos institucionales y dirigentes políticos de todos los partidos. También había docentes y unos cincuenta alumnos. Todos han guardado diez minutos de silencio para solidarizarse con el estudiante de esa Facultad que sufrió una brutal paliza a manos de varios encapuchados por defender la unidad de España y denunciar los homenajes a presos de ETA.

La rectora de la UPV, Nekane Balluerka, ha explicado que la universidad ha estado en contacto con él en todo momento, de hecho, le pidió permiso para emitir el comunicado de repulsa del pasado martes. Niega que en el campus haya “permisividad” con los radicales que organizan homenajes a favor de los presos de ETA y explica que están autorizadas las pancartas que no son ofensivas como las que lucen en contra de la dispersión. Lo que indigna a Balluerka es la acusación del PP de Euskadi de que la UPV “ampara” a una “organización criminal”. “Estas críticas son falsas y muy graves, veremos si podemos adoptar las medidas oportunas. Ningún partido puede utilizar a la universidad para hacer su camapaña”, ha sentenciado la rectora.

Precisamente hoy el portavoz del PP en el Parlamento vasco, Borja Sémper, ha presentado una iniciativa en la Cámara en la que pide a la consejera de Educación del Gobierno Vasco, Cristina Uriarte, que explique qué propuestas planteará para que no se produzcan “expresiones de radicalidad” en la UPV y no se repitan “brutales palizas” a estudiantes como la que se produjo el pasado 30 de noviembre. Cerca de la Facultad de Letras el lehendakari Iñigo Urkullu ha presidido la entrega de los premios René Cassin de Derechos Humanos y ha condenado este acto de “violencia intolerable”. La Ertzaintza, con la que colabora la UPV, prosigue la investigación sin haberse producido, de momento, detenciones.