El departamento de Seguridad del Gobierno Vasco ha confirmado que mantiene abierta una investigación para esclarecer si se trata de un suicidio inducido por el supuesto acoso escolar que sufría la víctima, un niño de 13 años  cuyo cuerpo apreció el lunes despeñado en los acantilados de La Galea, en Getxo. Los primeros indicios apuntan a esta hipótesis. Los padres, de hecho le habían cambiado de colegio porque el pequeño, un estudiante  con muy buenas notas, estaba "sufriendo un infierno"  por los problemas derivados del bullying que padecía  por parte de sus compañeros  y por el que recibía tratamiento psicológico.

 El pasado domingo, sobre las dos de la tarde, el chaval salió del domicilio familiar.  Viendo que no regresaba, sus padres, presentaron por la noche una denuncia ante la Policía Municipal. A primera hora de la mañana del lunes la Ertzaintza   comenzó la búsqueda  en los acantilados de  La Galea, en el municipio de Getxo. Los padres, que ya manifestaron a los agentes sus  temores,  apuntaban a ese  lugar. Con la ayuda de  un helicóptero y una embarcación marítima  comenzó el rastreo y sobre las  nueve y media de la mañana   un agente avistó primero  una prenda y  luego  el  cuerpo despeñado que fue inmediatamente identificado ya que llevaba  la misma ropa que cuando  salió el domingo  del domicilio. La comitiva judicial  ordenó el levantamiento del cuerpo que fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de Bilbao donde se le practicó la autopsia.

 Los testimonios de los padres y los primeros indicios apuntan a que se trata de un suicido inducido por el acoso que el menor sufrió   por parte de los compañeros  del   centro de la margen derecha  donde había estudiado hasta que hace un año la familia decidió poner distancia y  matricularle en otro colegio de la margen izquierda donde, aparentemente, se  había integrado, sin problema.  Habrá ahora que determinar si el  primer centro  educativo  adoptó las medidas necesarias para atajar el acoso. Los padres creen que no.