Durante los últimos días se ha escuchado alguna que otra crítica al rendimiento de Diego Llorente. El central madrileño se ha visto implicado en alguna acción que ha finalizado de la manera más incómoda, con gol del rival. Ya se sabe que porteros y zagueros suelen tener facilidad para aparecer regularmente en la foto del tanto enemigo. Pocos le disculpan por asumir sin ambages la condición de central zurdo, cuando todos sabemos que un diestro siempre se siente más cómodo en su lado natural.

Siguiendo su ejemplo de profesionalidad y compañerismo, este rincón no pretende excusarlo, sino todo lo contrario, mostrar que sus virtudes continúan ayudando al grupo. Si escarbamos en los datos que maneja el cuerpo técnico, Diego Llorente es el jugador con mayor presencia defensiva en el equipo. Está interviniendo mucho sin balón, ese juego al que se juega mientras no miras la pelota… Su promedio de acciones defensivas, por ejemplo, es de los mejores de la Liga. Y los registros que dejan los últimos cuatro partidos sacan más brillo si cabe a sus prestaciones. Fue el primero en acciones totales, despejes y pases.

Su poderío aéreo también es notable, suele ganar prácticamente todos los duelos que disputa. Tanto él como su compañero Mikel Merino brillan con luz propia entre los futbolistas más destacados del campeonato. Y ojo, cuando el balón cae al suelo, sus maneras no son toscas, pues completa correctamente el 86% de los pases que ejecuta, es el segundo mejor futbolista de la plantilla txuriurdin.

Quizá después de esta lectura se comprenda mejor por qué forma parte de la guardia pretoriana de Imanol Alguacil junto con los Odegaard, Zubeldia, Monreal… Igual así se entiende mejor que Luis Enrique insistiera en llevarlo convocado con la Selección Española cojo y con muletas.