Con el frío es relativamente habitual que los animales callejeros, sobre todo gatos, se refugien en los vehículos atraídos por el calor que desprenden después de haber sido utilizados. La zona del motor es un lugar recurrente para encontrar cobijo. Por este motivo, es conveniente dar un par de golpes en la zona del capó antes de arrancar el automóvil. También podemos optar por tocar la bocina para avisarles.
Esta medida de precaución servirá para asustar al felino que haya decidido resguardarse del clima gélido en algún hueco del coche. Si no lo hacemos y el animal sigue allí cuando iniciamos la marcha, no solo podemos causarle lesiones (arañazos, quemaduras, amputación de extremidades o incluso asfixia), sino que corremos el riesgo de sufrir alguna avería provocada por su presencia.
También es conveniente afinar el oído, puesto que los aullidos del felino nos pueden indicar que se encuentra atrapado y no puede salir. En tal caso, debemos ir con sumo cuidado en el momento de levantar el capó. Si no conseguimos sacarlo, la alternativa es llamar a emergencias. De hecho, los bomberos están acostumbrados a realizar servicios de esta índole.
También es importante comprobar que no hay ningún animal pequeño en la parte superior de las ruedas, que es su sitio preferido cuando el frío y la lluvia amenazan con llegar. En este caso, basta con echar un simple vistazo a las cuatro ruedas para descartar que hay algún animal. Un gesto mínimo, antes de arrancar, que puede salvarle la vida a esos gatos callejeros que se refugian en los coches para huir del frío sin ser conscientes del peligro que su gesto tiene para ellos y también para la integridad del vehículo.