Nos hemos dado una vuelta por esta zona que es, sin duda, una de las mejores banderas de Logroño y de La Rioja. No hay visita que se precie que no acuda a la 'Senda de los Elefantes' para degustar nuestros vinos de Rioja y probar esos pinchos que combinan tradición y vanguardia, siempre de la mano de la calidad.

La Laurel es un símbolo de nuestra calidad de vida, de nuestra forma de vivir, es la zona de los encuentros, de las celebraciones, de la familia y de la amistad. La pandemia le está afectado de forma extraordinaria. Algunos negocios bajaron su persiana y no han podido volver a subirla.

Los locales de esta zona, por sus peculiares características, tuvieron que hacer un esfuerzo especial para reabrir sus puertas y devolver la 'vida' a esta zona. Y ahora, inmersos en el verano, sus previsiones son pesimistas.

El presidente de la Asociación de Hosteleros de la zona de la Calle Laurel, Fernando Elías, nos ha contado que lo que les impide trabajar es "la falta de clientes, no están viniendo los turistas, ni siquiera nuestros vecinos del País Vasco que sí visitan nuestros pueblos pero no se acercan a la capital riojana". Fernando Elías fija en un "40% o 50% la actividad en los casos más óptimos de trabajo".

Según explica el presidente de la Asociación de Hosteleros de la zona de la Calle Laurel, "todavía hay mucho miedo". "Aguantamos como podemos, algunos negocios bajan la persiona y otros permanecen abiertos pero los negocios se traspasan".

"Las cosas no pintan bien, nuestro estado es pesimista", sentencia. Además, recuerda el particular modelo de negocio de esta zona hostelera que se ha convertido en un referente nacional e incluso internacional.

La pandemia está dejando estas míticas calles "a medio gas". Muchos piensan que resistir es ganar y se agarran con uñas y dientes al cariño que siempre han recibido en sus visitas para seguir trabajando, otros lo intentan todo pero no ven la luz al final del túnel.

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