Jerónimo Miguel, gerente de Mémora Pastrana, nos indica que la segunda quincena de marzo fue la más crítica. Según la actividad de esta funeraria, la mortalidad se multiplicó por tres o por cuatro. Si normalmente atienden 4 servicios de media al día, durante esos días la cifra ascendió a 15 o 20 servicios diarios.
Una situación que no se había vivido nunca en Logroño. Jerónimo Miguel nos ha explicado que "gracias a un buen trabajo previo no se llegó al colapso aunque sí hubo que derivar cuerpos a los crematorios más próximos a la capital riojana". Indica que "hubo que derivar cremaciones a Calahorra, Arnedo o Miranda de Ebro".
Jerónimo Miguel nos cuenta que desde hace unos cinco o seis días aprecian una "tendencia a la baja, con una situación que prácticamente se ha normalizado" y retorna a las semanas previas a la irrupción de la pandemia en La Rioja.
El gerente de Memora Pastrana recuerda que han trabajado para garantizar la salud de trabajadores y familias; y no han tenido casos positivos en plantilla.
Además, ha sido muy complicado atender a las familias, una cuestión muy dura, con mucho sufrimiento. Una despedida que, según nos cuenta, "ha quedado pendiente". "no poder celebrar velatorios o un funeral está siendo muy duro de encajar para las familias", lamenta el geretne de Mémora Pastrana.
Quienes despiden a familiares que no han fallecido por COVID-19 pueden estar unos minutos en el tanatorio antes de ir al crematorio o cementerio. Una enfermedad que deshumanizado a los enfermos y sus familias pero también al resto de fallecidos, familiares y amigos.
Las despedidas para todos los fallecidos, por coronavirus o no, tendrán que esperar.