Un ejemplo de lo que no se debe hacer en montaña: La negligencia casi cuesta la vida a un joven en La Rioja, en zapatillas a 1.800 metros de altitud, con espesores de nieve que superaban los 20 centímetros y durmiendo en un agujero en la nieve

El interés por las actividades al aire libre y el turismo de naturaleza ha crecido de manera notable en los últimos años. Prácticas como el senderismo, la escalada o el ciclismo de montaña atraen cada vez a más personas que buscan desconectar de la vida urbana. Este plan lo llevan a cabo unos 42.000 riojanos al menos una vez al año, según el Anuario de Estadísticas Deportivas, aunque solo existen unas 1.200 licencias deportivas de Montaña y Escalada en la región.

Este incremento de afluencia conlleva también un aumento de riesgos e incidencias. Las estadísticas muestran que, a medida que más personas se adentran en rutas de montaña, se multiplican los casos de accidentes, extravíos, problemas de salud derivados del esfuerzo físico o de cambios bruscos del tiempo, así como incidentes relacionados con los animales o el terreno. 

Sí, con los animales, en diciembre de 2024, una senderista de 43 años fue corneada por una vaca mientras realizaba una ruta por el monte en una zona cercana al monasterio de Valvanera, en Anguiano, o por el terreno, en noviembre de este 2025 otra senderista de 65 se caía en la ruta de subida a la ermita de Viguera, rescatada con fractura de tobillo. 

La popularidad de la montaña es positiva para la salud, el turismo y la conexión con la naturaleza, pero también obliga a ser más responsables y cautelosos, tanto por parte de quienes disfrutan del medio como de quienes gestionan su seguridad. 

Jonay Pérez es un efectivo de la Unidad del GREIM del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña,  los encargados de ir a buscarte si tienes un problema en el monte y explica que "en la montaña, las condiciones pueden cambiar de manera muy rápida y a veces inesperada. Un giro mínimo en el tiempo, una niebla que baja de repente, una lluvia inesperada, un viento fuerte o una bajada de temperatura puede transformar lo que parecía un paseo sencillo en un escenario mucho más peligroso".

Del mismo modo, perderse, aunque sea por unos minutos, puede marcar la diferencia. Alejarse del camino señalizado, confundirse con la ruta o subestimar la orientación necesaria, aumenta significativamente el riesgo de accidentes, hipotermia o deshidratación. 

Cuando se dan estas circunstancias, un cambio brusco del tiempo o desorientación, la situación se puede complicar gravemente. Por eso es vital prepararse bien antes de salir, llevar mapas o GPS, ropa adecuada, suficiente agua y comida, y avisar siempre a alguien de la ruta que se va a realizar. La prevención y la prudencia son la mejor garantía para que una salida a la montaña siga siendo segura y disfrutable.

El respeto a la montaña implica, primero, cuidar de uno mismo. Antes de aventurarse, es fundamental informarse sobre la ruta, conocer el nivel de dificultad, preparar la mochila con ropa adecuada, agua, comida y dispositivos de orientación, y estar atento a los cambios del clima. Subestimar estas precauciones puede poner en peligro la propia vida y la de los demás. 

Y esto es lo que no hizo un jóven que intentaba coronar el monte mas alto de La Rioja

Una imprudencia a 1.800 metros

El último susto lo ha protagonizado un joven de 24 años y vecino de Benidorm que obligaba a intervenir al GREIM de la Guardia Civil. El excursionista intentaba alcanzar la cima del pico más alto de La Rioja, el San Lorenzo (2.271 metros), sin experiencia, sin equipamiento adecuado y en zapatillas deportivas. Fue localizado a 1.800 metros de altitud, con espesores de nieve que superaban los 20 centímetros.

La Guardia Civil informaba que el joven auxiliado tiene 24 años, vecino de Benidorm y que intentaba alcanzar la cima del pico San Lorenzo sin experiencia en montaña, sin equipamiento ni material de escalada adecuados y con calzado deportivo, si con playeras.  

El caso es que este joven ha publicado un vídeo en redes sociales en el que cuenta su versión de lo sucedido. Había partido su ruta a pie desde San Millán de la Cogolla, lo que hizo que recorriera 16 kilómetros en 8 horas. 

Admite que unos esquiadores le recomendaron abandonar su objetivo, pero él no hizo caso. Su idea era pasar la noche en el refugio. El San Lorenzo cuenta con un refugio de montaña cerca de la cima pero son cuatro chapas que apenas sirven para sobrevivir a las bajas temperaturas o a una ventisca, porque no está acondicionado, en su interior no se puede hacer fuego porque no tiene salida de humo y apenas protege del frío.

La noche caía y reconoce que estaba sin batería en el teléfono móvil. La temperatura esa madrugada de cielo despejado a casi 2.000 metros de altura y con bastante nieve supuso varios grados bajo cero en la Sierra de la Demanda y ahí este joven toma una decisión, hacer un vivac, un agujero en la nieve para protegerse del viento y pasar la noche ahí.

Las primeras horas fueron horribles, pensaba que no iba a salir de allí, explica. Salió, por fortuna.

Su idea ya con la luz del día era seguir la marcha hasta la cima del San Lorenzo, pero este joven ni tan siquiera llevaba unas botas de montaña, caminaba en deportivas

Y allí y en ese momento aparecio el GREIM que le alcanzó en Campos Blancos con moto de nieve y esquís de montaña, se lo encontraron descongelando su calzado deportivo para poder continuar la marcha y todavía los agentes tuvieron que convencerle de desistir en su empeño.

La lección no aprendida

Días después del rescate, el joven parece no haber asumido la gravedad de lo ocurrido. En sus declaraciones, califica el San Lorenzo como "una simple colina", subestimando los factores que precisamente provocaron que necesitara ser rescatado. Esta actitud evidencia un error peligroso, ya que ignorar los riesgos de la montaña no solo pone en peligro la propia vida, sino también la de los rescatadores.

Jonay Pérez, efectivo del GREIM, advierte de que en la montaña "las condiciones pueden cambiar de manera muy rápida". Una niebla repentina, una lluvia inesperada o una bajada de temperatura pueden transformar un paseo sencillo en un escenario peligroso. Por ello, es vital prepararse bien, llevar mapas o GPS, ropa adecuada y avisar de la ruta a realizar.

¿Quién paga el rescate?

Este tipo de imprudencias abren el debate sobre el coste de los rescates. El presidente de la Federación Riojana de Montaña, Daniel Rey Rubio, explica que la situación depende de la comunidad autónoma. "En España, si rescata el Grupo Especial de Intervención en Montaña, el coste lo asume la Guardia Civil", aclara, siendo este cuerpo el único que realiza los rescates de forma gratuita en todo el territorio.