El desconfinamiento de Calahorra, Arnedo y Rincón de Soto supone un alivio para sus habitantes, que tratan poco a poco de recuperar la normalidad pero sin bajar la guardia para evitar nuevos contagios.
De hecho, en Calahorra acaba de ponerse en marcha una campaña de vigilancia 'selectiva e intensiva' con controles aleatorios no permanentes. Quiere decir que esos controles en los accesos a la ciudad se han sustituido por una vigilancia más estricta para hacer cumplir las medidas locales y regionales encaminadas a impedir la propagación de la epidemia.
Han sido siete largos días de confinamiento que dejan opiniones para todos los gustos.
Desde Calahorra, José, un empresario hostelero, se siente víctima de las decisiones políticas.
En Rincón de Soto, José Ignacio, que es agricultor, reconoce que los controles han condicionado su trabajo, pero confía en que el confinamiento haya servido para bajar el número de contagios.
Alberto es el 'maitre' de un conocido restaurante arnedano y este es el balance que hace en COPE Rioja de sus siete días de aislamiento.
Y José María, gerente de una popular tienda de ropa en el polígono 'El Raposal' habla de que se ha dañado mucho la imagen de la ciudad del calzado.
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Todos ellos, unos y otros, hacen un llamamiento a la responsabilidad individual para que esta situación no vuelva a repetirse.