Un autónomo de Logroño consigue librarse de una deuda de más de 84.000 euros gracias a esta gestión: "Nunca he dejado de trabajar, pero cada euro que entraba se iba antes de poder respirarlo"

Durante años, vivir endeudado ha sido una carga silenciosa para miles de autónomos. Personas que madrugan, que no fallan, que hacen números en servilletas y facturas en la cocina. Este logroñés, cuyo nombre se mantiene en reserva por privacidad, es uno de ellos.

Apostó por su negocio, creyendo que el esfuerzo y la constancia serían suficientes. Pero el mercado cambió, los ingresos empezaron a fluctuar y, poco a poco, las facturas, los impuestos y las cuotas de autónomo fueron devorando su tranquilidad. 

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“Nunca he dejado de trabajar, jamás. Pero cada euro que entraba se iba antes de poder respirarlo”, cuenta hoy, con la serenidad que solo da haber sobrevivido al caos financiero.

El hombre acumuló una deuda total de 84.382 euros, repartida entre Banco Santander, la Seguridad Social, Iberdrola, el Ayuntamiento de Briones y varios particulares. Una suma que creció con los intereses, los retrasos y, sobre todo, con el miedo.

Porque la deuda no solo está en los números, también se mete en la cabeza. Deja llamadas sin contestar, cartas sin abrir y noches sin dormir. “Vivir con deuda es vivir sin aire. Te roba el sueño, pero también la dignidad”, resume. 

De la angustia al alivio: pedir ayuda fue el primer paso  

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El punto de inflexión llegó cuando decidió pedir ayuda. Acudió a la Asociación de Ayuda al Endeudamiento, una entidad que acompaña a personas atrapadas en una espiral de impagos. Su equipo jurídico, liderado por el abogado José Domínguez, estudió el caso con detalle y decidió acogerse a la Ley de Segunda Oportunidad, una herramienta legal que permite a los deudores de buena fe liberarse de sus cargas y empezar de nuevo.

El proceso, reconoce, no fue fácil ni rápido. Supuso abrir todas las heridas, enseñar cada recibo, cada préstamo y cada error. “Es un proceso muy transparente y dolorosamente honesto”, explica. Pero también fue un acto de liberación.

El 22 de octubre de 2025, el Juzgado de Primera Instancia nº 6 de Logroño dictó sentencia: exoneración total del pasivo insatisfecho, es decir, el perdón completo de la deuda.

“Ese día volví a dormir tranquilo. Por fin pude pensar en el mañana sin miedo”, recuerda. Hoy tiene un trabajo estable, vive en una casa más sencilla, y paga sus facturas al día. Pero lo más importante, dice, es que ha recuperado la paz. 

 La Ley de Segunda Oportunidad: qué es y cómo funciona  

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La Ley de Segunda Oportunidad (Ley 25/2015, reformada en 2022) permite que autónomos y particulares insolventes, que hayan actuado de buena fe, puedan liberarse de sus deudas. Es una herramienta poco conocida en España, aunque cada vez más utilizada.

Según datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), más de 6.800 personas se han acogido a esta ley en lo que va de 2025, un 22% más que el año anterior. En La Rioja, el crecimiento ha sido aún más notable, con un incremento del 30% en las solicitudes durante el último año.

Para acogerse, el deudor debe demostrar que no puede afrontar los pagos, que no ha cometido delitos económicos y que ha intentado negociar con sus acreedores. Si cumple los requisitos, puede obtener la exoneración total o parcial de sus deudas, dependiendo de la situación.

“El valor de una deuda no está en el número, sino en la confianza que la sostiene. Cuando la economía deja de ser humana, la ley debe serlo”, explica el abogado José Domínguez.

Desde la Asociación de Ayuda al Endeudamiento recuerdan que no se trata de “perdonar por perdonar”, sino de ofrecer una salida justa a quien lo ha intentado todo. “La deuda es viable mientras puede pagarse. Cuando deja de serlo, la justicia debe ofrecer una alternativa”, subrayan. 

 El lado humano de la deuda: un problema sistémico  

Este caso, aunque tiene un final feliz, refleja una realidad cada vez más común en España. La inflación, el encarecimiento de los suministros y la presión fiscal han llevado a muchos trabajadores por cuenta propia a una situación límite.

Según el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, más del 15% de los autónomos españoles reconoce estar en riesgo de insolvencia, y uno de cada cuatro retrasa pagos básicos como la luz o el alquiler de su local.

En La Rioja, el número de autónomos dados de baja en el primer semestre de 2025 ha crecido un 8%, según datos de ATA (Asociación de Trabajadores Autónomos). Muchos de ellos, como este logroñés, han visto cómo los intereses, las cuotas y los impuestos superaban los ingresos reales.

Y aunque a menudo se habla de cifras, detrás hay historias humanas, familias que se reorganizan, relaciones que se resquebrajan, salud mental que se deteriora. “No es solo perder dinero, es perder la esperanza”, dicen desde la asociación.

Por eso, cada vez más expertos piden una mayor difusión de la Ley de Segunda Oportunidad y un acompañamiento psicológico y financiero a quienes atraviesan estos procesos. Porque la deuda, al final, no se mide solo en euros, sino en vida. 

Un nuevo comienzo con lecciones aprendidas  

Hoy, este logroñés mira hacia adelante con humildad. No presume de haber salido del bache, pero sí de haber aprendido el valor del equilibrio. “Ahora no compro nada que no pueda pagar, y disfruto más de lo poco que tengo”, dice.

Su historia, como tantas otras, demuestra que la ruina no siempre es el final. A veces, es el punto de partida de una nueva etapa, más consciente y más libre.

Y aunque el dinero sigue siendo un desafío para muchos autónomos, la esperanza también cotiza al alza. “La Ley de Segunda Oportunidad no solo borra deudas, devuelve la posibilidad de vivir sin miedo”, concluye su abogado.