Un regalo del pasado: La camiseta del portero del Barça que conecta dos generaciones de futbolistas

A veces, el fútbol nos regala historias que van mucho más allá de los goles, las paradas o los ascensos. Son momentos que conectan el pasado con el presente de una manera casi mágica, tocando el alma de quienes las viven. Esta es una de esas historias.

Pol Arnau, lateral de la Unión Deportiva Logroñés, recibe un regalo que, para él, no solo tenía valor material, sino emocional. La camiseta que había utilizado su padre, Francesç Arnau, portero del Barcelona en los años 90, ha llegado a sus manos después de más de dos décadas. El segundo entrenador del equipo, Miguel Martínez de Corta, quien coincidió con Francesç en la cantera del Barça, fue el encargado de entregársela.

"Cuando cambié el mueble donde guardo las camisetas, la encontré y supe enseguida que quien debía tenerla era Pol", explicó Martínez de Corta en COPE Rioja. Aunque no recordaba haber guardado esa camiseta, cuando la vio, comprendió la importancia de entregársela a quien mejor podía valorarla: el hijo de su amigo y compañero. Pol, al recibirla, se emocionó. Sabía que ese gesto iba mucho más allá de un simple obsequio; era un lazo que unía dos generaciones, dos historias, dos hombres que compartían no solo el amor por el fútbol, sino una conexión mucho más profunda.

Pol Arnau, que juega como lateral en el equipo riojano, ha seguido los pasos de su padre, aunque en otra posición. Sin embargo, el fútbol le regaló la oportunidad de emular a Francesç en una Copa del Rey, cuando, en un partido histórico contra el Girona, el joven Pol se colocó bajo los tres palos, ocupando el puesto de portero, como su padre había hecho en su juventud. En ese encuentro, Pol fue protagonista al detener un penalti y, con su intervención, logró eliminar al Girona, equipo de Primera División, de la competición.

"Sentí que un ángel me ayudaba desde el cielo", dijo Pol tras ese partido, refiriéndose a su padre, quien falleció en 2021. La camiseta que ahora tiene en sus manos le recuerda, más que nunca, esa conexión mística con el pasado, ese vínculo invisible que aún perdura más allá de la muerte.

La camiseta, que data de 1999, cuando Francesç Arnau era portero del filial del Barcelona y su hijo todavía no había nacido para seguir sus pasos, no es solo una prenda deportiva. Es un símbolo de un legado que ha trascendido el tiempo. El mismo legado que Pol, con humildad y dedicación, continúa llevando sobre sus hombros, mientras recuerda a su padre, que lo guiará siempre, desde el cielo.